Receta para acabar con los demonios

martes, septiembre 01, 2009 by Javier Úbeda Fernández

Atesoro un puñado de demonios,
oscuros, grises,
desdendatos, y dientudos.
demonios que nunca saco,
que nunca lloro,
que nunca río.
Enterrados en la fosa última del último confín.
Demonios que me han poseído en todas las épocas,
haciendo un hombre asustado del niño que fui,
o un niño imbécil del hombre que sobrevino.
Demonios que me han hecho ver cosas que nunca tuve que ver,
tocar cosas que nunca tuve que tocar,
sentir cosas que nunca tuve que sentir,
hacer cosas que nunca tuve que hacer.
Pero las vi,
las toqué,
las sentí,
las hice.
Y dejaron sus surcos desgarradores,
heridas purulentas,
pesadillas,
y una fuerza útil pero costosa,
que emana de lo que no mata.
Hubo un tiempo en que ellos fueron más fuertes,
mientras custodiaron las llaves de sus celdas detrás de mi temor.
Y yo pensé que era yo quien los tenía encerrados,
sin saber que eran ellos quienes se guardaban.
Ese tiempo pasó.
Ahora,
sé que un demonio deja de ser un demonio
cuando se saca, se sacude, y se tiende al sol...

Posted in | 1 Comments