Laberintos

miércoles, julio 06, 2011 by Javier Úbeda Fernández

No se puede salir de un laberinto
sin toparse con muchos callejones sin salida.
Sin dudar.
Sin recorrer de nuevo mil sendas erróneas.
Sin desesperar.
Sin caminar.
No se puede.
Claro que quizá uno no debe perder el tiempo tratando de salir.
Tal vez debe asumir que es ahí donde vive,
y mirar hacia la luz que viene de arriba.
Detenerse.
Confiar.
Creer en la magia que todo lo envuelve,
y esperar a que lleguen los ojos que esconde el laberinto.
Porque los ojos no mienten.
Porque se puede vivir con tan sólo unos ojos.
Esos ojos.
Tus ojos...

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